La industria minera es uno de los sectores esenciales de la economía mundial que tuvo que adaptarse a la nueva normalidad. Además, realizar cambios para poder operar y sostenerse bajo las nuevas limitaciones y desafíos.

Es un contexto que exige nuevos protocolos sanitarios, tecnologías y  digitalización de procesos; una ventaja de la industria son los años de desarrollo de cultura de la seguridad, que trasladó de forma orgánica y natural a la gestión de salud.

Ahora, queda el desafío de extender esta cultura, del manejo de los protocolos, a las familias de los trabajadores. Incluso a las poblaciones cercanas a las operaciones.  Además, evaluar su entorno para poder reanudar o continuar sus actividades.

Minería peruana en la actualidad

 

Durante el año 2020 la minería peruana fue afectada por la pandemia y las decisiones gubernamentales. Específicamente, las que incluyeron la paralización de actividades y nuevas condiciones de bioseguridad.

Esas medidas provocaron un descenso de casi el 50% en la actividad minera durante abril y mayo de 2020. Sin embargo, en junio, tras aplicar protocolos estrictos de bioseguridad, adaptados a la nueva normalidad, reiniciaron las actividades.

Posteriormente, la segunda y tercera ola de la pandemia, más los nuevos periodos de cuarentena, causaron más incertidumbre. A pesar de eso, la minería peruana logró demostrar su capacidad para reactivarse rápidamente.

Además, tener capacidad instalada suficiente para recuperar muy rápido sus niveles de producción, incluso a los previos a la pandemia. Por eso, es considerada el principal sector que puede reactivar y dinamizar la economía.

“La reactivación de China, principal socio importador de la producción minera peruana, también ha sido fundamental para reactivar la industria minera peruana.”

Aunque el panorama es sumamente alentador, aún hay aspectos que adaptar a la nueva normalidad.

La adaptación a la nueva normalidad

 

A pesar de la capacidad demostrada, la minería peruana tiene importantes retos que afrontar para adaptarse a la nueva normalidad. Además, para continuar encontrando proyectos que permitan el flujo sostenido de inversiones. 

Por ejemplo:

  • Reducir la conflictividad social en el entorno de sus operaciones.
  • Optimizar los procedimientos administrativos para facilitar los proyectos mineros.
  • Darle viabilidad a los proyectos de exploración.
  • Capacitación y certificación de competencias técnicas y habilidades blandas de su talento humano; con el objetivo de adaptarlos a la nueva normalidad, desarrollo tecnológico y digitalización de los procesos.
  • Formación de las generaciones de reemplazo.
  • Aumentar la inclusión de las mujeres en la fuerza laboral.

Medidas

Para responder a los retos impuestos y adaptarse a la nueva normalidad, deben adoptar medidas como las siguientes:

  • Adaptar sus instalaciones y horarios. Para cumplir los lineamientos de bioseguridad e higiene. Por ejemplo, instalación y uso obligatorio de filtro sanitario en el ingreso, tapetes desinfectantes y acrílicos en áreas de comedor y vestidor. Además, revisión de temperatura corporal y consultas médicas para los trabajadores.
  • Establecer protocolos de aislamiento y reinserción. En caso de trabajadores sospechosos de portar el virus.
  • Brindar información actualizada del COVID-19. A los trabajadores y casa por casa en las comunidades aledañas.
  • Firmar convenios con Institutos de Educación Superior como CETEMIN. Para la formación, capacitación y certificación de los trabajadores actuales y futuros. Tomando en cuenta aumentar la participación de las mujeres en el proceso.

Crecimiento a pesar de la incertidumbre

 

Para este año 2021 las proyecciones de recuperación y crecimiento de la industria minera peruana se estiman en 14.4 %; según datos del Banco Central de Reserva del Perú.

Estos datos se basan en la capacidad de las empresas mineras para recuperarse muy rápido y retomar sus niveles de producción. A esas estimaciones de crecimiento se suman la entrada en operación de nuevos proyectos como:

  • La Mina Justa de Marcobre.
  • La ampliación de Toromocho de Chinalco.
  • El Ferrocarril San Juan de Marcona, en Andahuaylas.
  • La entrada en operación en los siguientes años de Quellaveco de Angloamerican
  • El inicio de la construcción de unos 13 proyectos por USD 11.750 millones.

A tales efectos, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática, que el sector Minería e Hidrocarburos creció 11.07%; específicamente, en el mes de septiembre de 2021 y en comparación con el mismo mes del año 2020.

Acciones urgentes ante la crisis

 

El periodo posterior a la pandemia supone que continuarán los retos y la vulnerabilidad de la minería peruana. Sin embargo, también alentará un mayor esfuerzo para mitigar el impacto negativo a futuro.

El principal objetivo en ese escenario es proteger la rentabilidad, la productividad y aumentar la eficiencia. En respuesta, las acciones urgentes apuntan hacia el impulso de la integración tecnológica y la formación. Además:

  • Buscar alternativas de inversión temprana. En las comunidades cercanas a las operaciones y proyectos mineros.
  • Simplificación administrativa. Crear ventanillas únicas de atención, eliminar requisitos innecesarios y el cumplir los plazos establecidos. Además, reforzar las capacidades técnicas y habilidades blandas de los trabajadores.
  • Acompañamiento real e intensivo a los inversionistas. Para lograr la implementación de proyectos mineros y mejorar las relaciones con las comunidades.

“El gobierno debe apoyar y facilitar la ejecución de los proyectos mineros. Como alternativa para generar mayores oportunidades de empleo para millones de peruanos.”

Conclusiones

 

No cabe duda, la nueva normalidad impulsó la automatización y transformación digital en los procesos mineros. Además, la implementación de nuevos mecanismos de protección y bioseguridad para continuar operando.

En conjunto, todos estos elementos, facilitarán la continuidad de las operaciones durante futuras crisis mundiales que pueden requerir cuarentena y autoaislamiento. Adicionalmente, deben construir relaciones sólidas con sus empleados.

Esto incluye formación, capacitación y certificación de competencias técnicas y habilidades blandas adecuadas a las nuevas tecnologías. Además, incorporar beneficios importantes para los empleados y políticas flexibles.

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